Son varias las sorpresas que nos estamos llevando en los actuales Juegos Olímpicos de 2012 en Londres y la mayor de ellas ha sido la prematura eliminación del combinado español, favorito para todo, en la fase de grupos y sin necesidad de jugar el tercer y último partido. A su vez, la Brasil de Neymar, Oscar, Pato y compañía sigue mostrando su potencial ofensivo con ciertas lagunas defensivas y otras selecciones como Japón, México o Senegal presentan su candidatura como posibles ganadoras visto el bajo nivel de Gran Bretaña o Uruguay. Egipto es otra de las selecciones que tendrá complicado pasar a la siguiente fase y para lograrlo deberá ganar en la última jornada a Bielorrusia al sólo lograr un empate ante la selección de Nueva Zelanda. Hoy me voy a detener en uno de los jugadores del equipo faraón, para mí una de las grandes revelaciones de los Juegos Olímpicos aunque ya había dejado claro su gran potencial en citas anteriores. Hoy hablamos del atacante Mohamed Salah Ghaly (15-06-1992).
Nació hace tan sólo 20 años en Basyoun, Gharbia, ciudad situada en el norte de Egipto. No sería aquí sino en Al Nasr donde comenzaría a jugar al fútbol, al ingresar en las categorías inferiores del Arab Contractors. Toda su carrera la ha pasado en dicho club, sumando 41 partidos en competición oficial y anotando hasta 13 goles. Este mismo mes, el fútbol suizo llamó a sus puertas y firmaría por el Basel para las próximas 4 temporadas. Salah es un habitual en las convocatorias de la selección egipcia absoluta y además tiene unas cifras muy buenas, con 13 participaciones y 8 goles anotados. Anteriormente pasó por la selección sub-20 con la que jugó un Mundial y ahora es el gran ídolo de la selección sub-23 olímpica, con la que ha disputado 17 partidos y ha marcado 8 goles, 2 de ellos en los 2 partidos que lleva disputados en esta edición.
Salah es un atacante que puede jugar tanto en la punta del ataque como en banda. Pese a ser zurdo, lo más habitual es el verlo partir desde el costado derecho, donde siempre va a trazar diagonales para entrar en el área. De 1'75 metros de altura, se le ve un futbolista más o menos pequeño que destaca ante todo por su gran velocidad y la explosividad con las que lleva a cabo sus acciones de ataque. Posee un cambio de ritmo difícil de adivinar y en el que se basa mucho para el desborde en el uno contra uno, con balón suele desbordar hacia fuera y sin él siempre se mete hacia dentro para sorprender en el área a la espalda de los centrales finalizando así muchas jugadas, es un especialista en anotar goles de este modo. Su rapidez la complementa con buena técnica individual y esa capacidad que tienen pocos para saber poner el pase en el sitio adecuado en el momento preciso. Su dinamismo lo convierte en un jugador muy difícil de defender, nunca está parado, pone gran intensidad al juego y arriba tiene la suficiente calidad como para romper la defensa. Buen disparo de zurda, generalmente buscando ajustar el balón al palo, además es un futbolista que muestra cualidades en el centro, templado y bien dirigido. Debe mejorar aspectos, es algo precipitado y pierde bastantes balones porque le encanta la individualidad, pero a sus 20 años es uno de los jugadores con más proyección de todo el país.
Sus Juegos Olímpicos están confirmado lo que ya se intuía en él, ahora tendrá entre sí el reto europeo llegando a un club donde las exigencias son máximas al tratarse del favorito para ganar la liga en el fútbol suizo. Salah llega a Basilea con cartel y apostaría a que no tardará en ilusionar con su juego y esa lucha incansable que mantiene en cada partido. Un nombre a apuntar para la próxima temporada, pues puede sorprender a muchos con su fútbol rápido y explosivo.